Llegas al gimnasio y te toca un día fácil, trabajar en sentadilla a pocas repeticiones a un RPE 5 o un 60 % de tu RM, ya empiezas a pensar que es un entrenamiento fácil, lo tienes que hacer por hacer, pero ganas no tienes. Te colocas debajo de la barra la sacas y te pesa más de lo que te creias, haces el movimiento y te notas más rigido, más lento. Piensas que no pasa nada porque esto no es importante, el próximo día que es pesado ya te concentrarás y saldrá mejor.
Llega el día pesado, calientas muy bien, aproximas con la música que te aumenta el Hype pero no funciona, te notas lento, te pesa y fallas. No tienes chispa
Intencionalidad ¿Qué es?
La intención es una relación entre lo que quieres lograr, tus acciones y pensamientos. Alinear tus objetivos con tus acciones de una manera coherente y consistente. La intención va más allá de simplemente pensar en algo. Tienes que implicarte. Si no te implicas serás el típico usuario de gimnasio que paga la cuota y ya con eso piensa que se va a poner fuerte, así durante años.
Requiere que todos los aspectos estén alineados.
“El pensamiento consciente, las creencias inconscientes, las competencias y el compromiso, las acciones que funcionan y las que no. Es armonía.”
Ímplicate
Aprovecha los días suaves para hacer el movimiento mejor técnicamente, meterle más explosividad, controlar mejor la bajada, cumplir mejor el reglamento, parar con margen en banca...
Si una carga te tenía que salir @6 ve con intención de hacerla @5, intenta ser mejor. Esto te va a ayudar a notarte con chispa el día importante, a no dejar nada al azar y cumplir con tu responsabilidad.
“Pensamiento determina la acción, la acción determina el comportamiento, comportamiento repetido crea hábitos, el hábito estructura el carácter y el carácter marca el destino”
¿Estás utilizando cada repetición, serie y ejercicio como una oportunidad para mejorar, o simplemente como un movimiento más?